En las escuelas Montessori la libertad es ciertamente muy importante, pero para conquistarla los niños tienen que trabajar de forma independiente y respetuosa. Los niños participan de manera activa en su proceso de desarrollo y aprendizaje y pueden autodirigirse con inteligencia y elegir con libertad. En un ambiente Montessori el orden, el silencio y la concentración son la constante.
Los maestros imparten las lecciones individualmente o en pequeños grupos abordando una amplia variedad de temas de acuerdo con los intereses del estudiante. Los ejercicios pueden repetirse infinidad de veces al ser programados de manera individual permitiendo la comprensión mediante la repetición.
Existen reglas y límites que no pueden ser traspasados de ninguna manera y son explicados clara y lógicamente a los chicos. El guía permanece en el fondo observando, ayudando, presentando al estudiante los nuevos materiales que a él le han interesado o que piensa le puedan interesar, interfiriendo en las relaciones entre los niños solamente cuando es absolutamente necesario.
Existen “círculos” en donde todos los niños juntos observan temas de interés general. El respeto es mutuo en todo momento y no se aplican castigos sino consecuencias lógicas.
El propósito básico de esta educación es liberar el potencial de cada niño para que se autodesarrolle en un ambiente estructurado.
(Introducción al Método Montessori. psicopedagogia.com)