Les compartimos las palabras que dio Miguel Peláez, guía de Taller 4, en la ceremonia de graduación de la Promoción 2021.
Hola a todos, buenos días. Me alegra volver a ver en esta mañana a tantas caras conocidas, rostros de personas a quienes considero mis amigos. Amigo, amistad. Estas son palabras enormes, y quisiera que el homenaje que intento dar con estas frases a esta querida promoción, pasara por compartirles qué quiero decir cuando me refiero a todos ustedes como ‘mis amigos’. Trataré primero de profundizar, brevemente, qué entiendo por ‘amigo’, y les cuento que en el proceso de darle forma a estas palabras vi que era inevitable, e irresistible, hablar de lo que creo que hacemos aquí en Ekirayá, este sitio pensado y construido para ustedes y por ustedes. Ustedes reconocerán, estoy seguro, algunas frases que me he apropiado, que son ya parte de nuestro ser, que son testimonio de la herencia que administramos día tras día en este lugar que tanto queremos, que son los materiales con los
que tratamos de construir un mundo.
Siento que somos amigos porque amigo es aquel que se voltea hacia el otro, y que lo constituye. No necesariamente en una relación de identificación, porque la amistad es paralela a una relación agónica, sino que en esa relación singular con el otro se despliega un cierto mundo y en ese mundo se da la guía. En esa amistad que vivimos construyendo mundos “La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle.” Ninguno de nosotros, que somos un poco mayores que ustedes, y que tuvimos el privilegio de acompañarlos y guiarlos en sus años de colegio, quería –repito- que ustedes fueran como nosotros. Queríamos ayudarles a ustedes a constituirse, a que llegaran a poder construir mundo. Y hay cierta agonía en saber que estábamos preparándolos para que
ustedes estuvieran listos para este momento de partida, que no es una despedida. Nuestra querida María Cristina lo dijo muy bien en uno de los primeros momentos que recuerdo con ella, cuando hablábamos sobre esa agónica sensación que causa la partida de una promoción: “si ellos no quisieran irse querría decir que no hicimos bien nuestro trabajo”.
Yo he reflexionado mucho desde entonces, hace ya varios años, en esas palabras, y las complementaría, para añadirles algo mío, diciendo que nuestra labor como colegio podría quizás entenderse a la luz de la siguiente situación paradójica: “si no quisieran irse no habríamos hecho bien nuestro trabajo, pero si no quisieran quedarse (un poquito más) tampoco habríamos cumplido nuestra misión”. Pero ahora quisiera concentrarme en como lo dijo María Cris, porque esas son las cartas que tenemos en la mano: es el momento en el que ustedes van a subir de nivel y deben recorrer otros mapas de otros mundos.
En esa complicidad amistosa entre ustedes y nosotros, que empezó acá en su más tierna infancia, siempre hubo un tercer término, que era el mundo que estábamos tejiendo, que estábamos trabajando, juntos. Y ese mundo que iba tomando forma es algo que está allí para tender una red que sobrepasa completamente las relaciones interpersonales. Y lo hicimos paso a paso. Permítanme ayudarles a recordar un poco de ese recorrido, sugiriendo que no lo veamos como pasos dejados atrás, sino como momentos de los que podemos conservar algunas enseñanzas para el porvenir.
Los primeros momentos –que llamamos ‘Casa’- tenían un gran objetivo: ayudarlos a hacer solos. Qué hermosa perplejidad podría uno pensar que está en esas palabras, en esa misión que tenía que ver con que ustedes conquistaran independencia, sensibilidad y el hábito de trabajo en paz, tanto de ustedes mismos como con sus compañeros que hoy los acompañan.
Véanse un par de segundos, por favor.
Y subieron de nivel. En Taller 1 sumamos una nueva misión a la anterior: ayudarlos a pensar por sí mismos. Los impulsos naturales, los instintos, fueron acompañados en ustedes por ganas de empezar a pensar, en una de sus más altas expresiones como es imaginar, y empezó a tomar forma el mundo: en el amor, la comprensión, el trabajo y la paz.
Y ganaron otro nivel. En Taller 2 la madurez empezó a concretarse en ustedes: la madurez de reconocer lo que podían hacer, y dar; la madurez de identificar cuándo otros necesitaban ayuda. Y así esos años pasaron en la misión de guiarlos por el hermoso y complejo camino de ayudarles a ayudar a otros. Y esos otros que ustedes han ayudado están acá, recuérdenlo mirándose unos segundos, por favor.
Taller 3 es el momento de las tormentas. Pero no me refiero a ello de forma puramente negativa. Es cierto que un torrente de energía recorrió las mentes y los cuerpos de todos ustedes; y lo saben perfectamente. Creo que es por eso que muchas de sus hermosas palabras de agradecimiento incluían esta idea: “gracias por tenerme paciencia”. Pero es que la tormenta tenía que ver también con que ese era el momento de un fuerte relámpago ético: de cuestionar el entorno, y de reconocerse como seres de responsabilidad, con lo difícil que eso es. Nuestra misión era ayudarles a crear un mundo en el que las aguas se volvieran navegables y pudieran encontrar paz interior.
Y Taller 4 fue el momento de navegar con un sentido especial: las preguntas se volvieron más difíciles, pero las herramientas, las habilidades, se hicieron también un poco más visibles: las preguntas tenían la forma de ¿qué me gustaría saber hacer?, y ¿cómo podría aportar? Cuántos procesos de pensamiento analizamos y recorrimos para tener alguna noción de respuesta para esas preguntas. Fuimos medievales, imaginamos y sentimos como románticos, recorrimos los laberintos de las concepciones valorativas de la vida.
Ese fue el recorrido, ese fue el camino por mundos que construimos sobre la marcha, juntos. No sólo nosotros los constituimos a ustedes, ustedes nos han hecho también.
También le dimos consistencia a múltiples cosas: creamos conceptos que nos hicieron poder pensar y crear de manera cada vez más intensa, imaginativa y compleja; armamos afectos que nos ayudaron a vivir proyectándonos cada vez más hacia un mundo de paz, de servicio y de belleza. Hicimos muchas cosas.
Ahora es el momento en el que cada uno de ustedes construirá su mundo, y ojalá todos ellos se crucen un poco, se compartan, se complementen. Ojalá todos ustedes, de tanto en tanto, nos traigan noticias de esas tierras y esos mares. Sería un gran privilegio… es un gran privilegio haberlos conocido. Felicitaciones. Muchas gracias por esta oportunidad.
MIGUEL A. PELÁEZ SÁNCHEZ
Guía Taller 4